Capítulo 69 – Cabaña
20 de marzo de 2025
Punto de vista de Nicolás
—¡Zara! —Le di un golpecito en la mejilla y grité asustada—. ¡Zara, despierta!
Estaba enloqueciendo. Hacía segundos, había sacado a Zara del agua y la había llevado a la orilla. Había tragado mucha agua y no respiraba. Intenté practicarle RCP por ahogamiento, pero pareció ser ineficaz.
—¡Vamos, Zara! —grité mientras las lágrimas corrían por mis mejillas, escociendo y haciendo que casi no pudiera ver—. ¡Zara! ¡Despierta! —rugí, perdiendo la esperanza.
En mi desesperación, le di un golpecito en el pecho. Renuncié a intentarlo. ¡Era inútil! ¡La había perdido! ¡Había perdido a mi pareja!
Zara me sobresaltó con ruidos de asfixia bajo mis manos y luego comenzó a toser agua.
Mi primer instinto fue intentar sacarle el agua girándola rápidamente de lado y dándole palmaditas en la espalda.
—¡Ya está! ¡Ya está! ¡Saca toda el agua! —reflexioné—. ¡Buena chica! ¡Ahora respira!
Zara se quedó en silencio mientras dejaba de toser agua.
—Zara, Zara, ¿me oyes? —la llamé—. ¿Zara?
Al desplomarse boca arriba, Zara me miró fijamente. Sus ojos grises se atenuaron, revelando una leve sonrisa en sus labios. Acariciándome la mejilla, extendió suavemente su brazo hacia mí.
—Gracias por salvarme —susurró con la voz entrecortada por la emoción.
La acuné en mis brazos y la puse en mi regazo.
—¡Me diste un susto tremendo! —Mi cuerpo estalló en lágrimas—. ¡Creí que te había perdido!
En mi dirección, Zara ladeó la cabeza.
—No podrá librarse de mí tan rápido, señor Alfa —me informó—. Soy una persona difícil… Pase lo que pase, tendrá que lidiar conmigo durante mucho tiempo.
Esto me hizo reír entre lágrimas. Me encantaba el humor de Zara cuando lo tenía.
—Vámonos a casa —dije—. Se hace tarde.
Al caer la noche, el cielo empezó a transformarse en un hermoso color pastel.
“Quiero quedarme”, dijo.
“Pero nosotros no…”
—Hay una cabaña al otro lado de la cascada —dijo, inclinando la cabeza de esa manera—. No hay nadie. Quizás podamos pasar la noche aquí.
—Zara, no creo…
“Quiero”, dijo. “Además, no estoy en condiciones de volver a nuestra realidad. Ahora que mi celo ha subido, y…”
Mis ojos se sintieron atraídos por Zara.
“Se ha infiltrado en el vínculo de pareja”, continuó diciendo. “Ahora también te duele a ti. El vínculo debe completarse. Evitarlo no es una opción… No toleraré más dolor; no me quedaré de brazos cruzados mientras sufres. Quizás no tengamos tanta suerte la próxima vez”.
“¿Estás segura?” Quería que Zara supiera que no estaba tratando de obligarla a marcar o aparearse.
—Lo soy —declaró ella, con expresión seria—. Además, te amo y quiero pasar mi vida contigo.
Upon hearing those words, my heart leapt out of my chest, and my lips met hers. My heart ached to pour out its love to her.
“I think it’s time to leave!” As the intensity of our kiss grew, Ray dropped hints. “Whatever stopped Zara’s heat the last time won’t do the trick this time. Time is of the essence. I know for a fact.”
“You are entirely correct,” I replied, stepping away from Zara and kissing her adorable head.
I didn’t want to find myself in a situation where my pants were on my ankles again. Attempting to rescue Zara also brought me perilously near to drowning.
Just a few moments ago. I hurried to the water’s edge as Zara screamed in pain and vanished under, but the searing agony surged through me before I could get there.
My breathing became labored. It was as if my lungs had completely dried up, making it difficult for me to breathe.
My legs seemed to have a mind of their own, as if they were someone else’s.
Then, out of nowhere, a white flaming inferno raced through my entire being. The heat was so intense that it was as if the flames were trying to kill me.
I persisted, though. With a little concentration, I crawled into the water. I would never allow Zara to drown.
When I finally got to the edge, I let out a sigh of relief and sank into the water on my stomach.
The cold was almost a gift, setting the inner fire ablaze. I was able to regain some control over my body after the pain subsided a little.
Zara had stopped fighting in the water, and I wasn’t sure how long she had been underwater.
In an effort to locate her, I dove to one side of the water and ascended the rocks.
“Oh, Goddess!” Ray muffled the words that escaped my lips upon seeing her. “Save mate!”
When I saw her, I dove toward her and swam under the cascading waterfall.
Ray, help me battle against the water storm. There were gallons of water falling from the sky.
I reached out and took Zara’s hand as I swam to the shore.
Zara’s lips were blue, and her mouth and eyes were partially open.
A wave of terror washed over me. Searching for a heartbeat. I thought I had lost her.
“Is everything alright?” My focus shifted to Zara as she asked, erasing the horrific recollection from my thoughts.
“Yeah,” I said. “Let’s be going.”
I quickly stood up and reached out a hand to Zara. Without any hesitation, she grasped my hand, and I helped her stand up.
“Will you be able to walk?” The sudden movement of Zara’s hand to her head startled me.
“Yeah,” she responded. “I think I am fine.”
We began our journey to the cabin as I wrapped my arm around Zara’s waist.
“Look how pretty,” Zara yelled out in amazement as she pointed to the newly lit path. The sun had set, and it was getting rather dark. “Isn’t it amazing?”
“What are those?” I lowered Zara and inquired, crouching down to get a better look.
“Fireflies,” Zara exclaimed with astonishment, her voice trailing off into a giggle. One sat on her index finger when she extended it. “They must be scenting our pheromones!”
“Nunca había visto nada igual”, respondí, poniéndome de pie.
Cuando mis ojos volvieron a Zara, noté las luciérnagas que la rodeaban, proyectando una luz radiante que parecía emanar de un ángel.
Estaba tan asombrado por su belleza que dejé escapar un pequeño suspiro.
Me acerqué a ella, con la respiración acelerada, y la levanté en actitud nupcial, corriendo para llevarla a la cabaña.
Lo que pasó después fue inesperado…
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